Por Redacción —
Esta semana, Alberto Sileoni, director general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, se pronunció sobre la reciente ley aprobada por la Legislatura bonaerense que prohíbe el uso de celulares en las escuelas primarias. El funcionario manifestó su desacuerdo con la prohibición, aunque confirmó que se encargará de avanzar en la reglamentación de la norma.
“La palabra prohibición me genera ciertas reservas”, afirmó Sileoni, y recordó que la Dirección General ya venía trabajando en el tema mediante jornadas pedagógicas y debates con docentes. Explicó además que la ley, que consta de apenas cuatro artículos, otorga al Ejecutivo 180 días para su reglamentación, y resaltó que esto será un aporte complementario en el análisis integral del uso excesivo de la tecnología en la vida cotidiana y el ámbito escolar.
El titular de Educación planteó su descuerdo con una postura absoluta sobre el tema: “Nosotros sostenemos una propuesta de no prohibición, aunque eso no significa promover el uso indiscriminado del teléfono durante toda la jornada escolar”. Criticó fuertemente la comparación utilizada por los autores del proyecto, quienes asociaron el uso del celular con un problema de salud equiparable a “una pandemia”.
En ese sentido, Sileoni enfatizó la importancia de abordar el tema de forma integral: “Los niños permanecen solo el 15 o 20% de su vida en la escuela. El resto del tiempo transcurre en interacción familiar y social. Por eso, si bien es una problemática escolar, no puede entenderse exclusivamente desde ese ámbito. Son fundamentales los adultos responsables en el entorno del niño”.
Sobre la convivencia diaria en las aulas, recordó que muchos establecimientos ya aplican restricciones al uso de celulares: “Numerosos docentes ya regulan el uso de dispositivos digitales durante las clases. Nuestro modelo de no prohibición confía en la capacidad de las escuelas de aplicar criterios adecuados para equilibrar la presencia de estos dispositivos, reconociendo que el consumo excesivo es perjudicial”.
No obstante, admitió que en ocasiones el control no es sencillo: “Las escuelas nos reportan que en ciertos momentos la situación se descontrola, especialmente cuando las aulas son numerosas, superando los 25 estudiantes, lo que dificulta la supervisión”. Asimismo, estableció una clara distinción entre usos problemáticos y educativos: “En algunas ocasiones es necesario que los alumnos utilicen sus teléfonos para buscar información. La ausencia de suficientes netbooks complica este aspecto, por lo que los celulares se vuelven una herramienta pedagógica esencial”.
Finalmente, Sileoni recordó que a nivel internacional no existe una postura unificada respecto al tema: “No venimos de una posición prohibicionista estricta. Algunos países implementaron prohibiciones que luego levantaron; otros empezaron sin restricciones y han ido incorporándolas. Estamos explorando cuál es la mejor solución para afrontar este desafío que requiere erradicarse”.
“La clave está en dialogar con los chicos y hacerles ver que hay un mundo más allá de las pantallas”, concluyó el ministro del Kicillofismo. “La interacción digital es mucho más limitada y superficial en comparación con el contacto humano presencial”.